Na beira do Lete

... alampan os recordos todos, como brasas atizadas polo vento da morte.

17 de maio de 2007

Presencias


Hay lugares tan antiguos, tan remotos, que viven en la conciencia con la brumosa apariencia de un sueño. Lo que una vez fue ardientemente real cicatriza en el terreno de la fantasía, de lo que nunca sucedió.

Una extraña noche, el sueño se apodera de mí y me devuelve por un instante a aquella tierra. Vuelo hasta ella y me infiltro en su hermético escondite, en una dimensión clandestina. Entonces, las sensaciones son tan nítidas, tan vívidas, que me atraviesan físicamente. Reconozco dónde está todo, puedo tocar la piedra y respirar el aire perfumado; todo, todo está claro a mi alrededor, y puedo recorrer el espacio con sólida presencia.

Al instante, comprendo asustado que padezco una alucinación. Las sensaciones se tornan de golpe macabras, el aire se enfría y me acaricia la piel como los velos de un fantasma. Pues parece que haya penetrado un lugar prohibido, que haya abierto una tumba milenaria. Salgo de ella conmocionado, cubierto de polvo.

El alma retiembla confundida. No entiende que el olor de los muertos sea más intenso que la vida misma; que los sentidos sean más agudos allá, en las profundidades cavernarias de lo que no existe, de lo que sólo es recuerdo.

Imagen: La isla de los muertos, Arnold Böcklin.

2 comentarios:

Anónimo dixo...

Hay lugares tan antiguos, tan remotos, que viven en la conciencia con la apariencia brumosa de un sueño... Lugares prohibidos, como la infancia o la adolescencia, en general el recuerdo... hay que vivir el presente, CARPE DIEM!!! (No se me ocurre otra cosa, Juan, a estas horas, bonito texto, un abrazo!)

Anónimo dixo...

Vuelvo a escribir porque me quedó mal el enlace a mi página ... :-)

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